Cuaderno de noticias: Así sucumbió y se conservó Pompeya, y ahora podemos completar nuestra visión de la historia con una ciudad detenida en el tiempo




El Vesubio entró en erupción con una violencia inusitada en el año 79 de nuestra era, sepultando bajo varias capas de cenizas la vecina villa de Pompeya, y provocando allí más de 2.000 muertos.


A finales del siglo XIX, se iniciaron labores de excavación y se descubrió con sorpresa, que la villa se encontraba en bastante buen estado. De tanto en tanto, se encontraban huecos entre las capas de cenizas, producidos por la efímera presencia del cuerpo de alguna víctima.


Un arqueólogo italiano llamado Giuseppe Fiorelli, pensó que sería buena idea rellenar esos huecos con yeso, para crear una impresión de las víctimas que iban apareciendo.


El resultado por cierto fue impactante, fue espeluznante y morbosamente atractivo a un tiempo. Los "moldes" volcánicos devolvían las posturas y los gestos en los que aquellos desventurados pasaron a mejor vida el 29 de agosto del año 79 después de Cristo. En algunas de las formas así reconstruidas se adivinan incluso muecas de terror.

Tal vez las vistas más conocidas sean las del llamado "Jardín de los Fugitivos", uno de los rincones más visitados de las ruinas de Pompeya. En esa zona se encontraron 13 huecos entre las capas de escombro y ceniza volcánica. Y estudiando esas figuras, losarqueólogos fueron capaces de inferir que aquellos desgraciados murieron instantáneamente en la mañana del segundo día de erupciones, mientras intentaban huir de la ciudad. Claro, aquellas tres familias no pudieron adivinar que la erupción entraba en su segunda y más mortífera fase.


En la actualidad, un nuevo estudio realizado por dos investigadores del "Osservatorio Vesuviano", Giuseppe Mastrolorenzo y Lucia Pappalardo, y por dos biólogos de la "Universidad de Nápoles Federico II", Pierpaolo Petrone y Fabio Guarino, señala minuciosamente todos los aspectos anatómicos que sustentan la tesis de la casi "evaporación" de muchas de las víctimas del Vesubio.

Según ese estudio, el calor extraordinario llevó a la ebullición los tejidos cerebrales, que literalmente escapaban del cráneo en pequeñas explosiones, dejando sobre los huesos las típicas señales azuladas de las quemaduras. Los científicos creen que fue precisamente la evaporación de la humedad de los tejidos, mezclada con la ceniza volcánica, la que creó esa especie de costra que "cimentó" las posiciones en las que se encontraban las víctimas en el momento de su muerte.


Estos datos serán cruciales para distinguir a aquellos que murieron en el acto por la erupción, de los que lo hicieron más tarde, después de un fenómeno relacionado con el colapso de la columna de ceniza caliente y de lapilli provocado por la erupción delVesubio conocido como flujo piroclástico.



                                   Profesor: Carlos Brunetto